viernes, 17 de julio de 2009

Escribir sin una razón, pero con un determinado fin.




Hoy es un día muy particular, sentarse a escribir también lo es, y mas cuando no sabes que escribir... Tenes ganas de decir algo, pero tu mirada no hace mas que ver pasar las horas y no hay nada que decir. Te la pasas pensando y pensando, y solo de eso se trata, escribir pensando en algo y a la vez nunca decir nada. 

Podría hablar de muchas cosas, pero hoy hago un duelo personal, hoy quiero escribir pero se han muerto mis ideas, la vida se hace monótona, y solo me queda un luz de esperanza, al final de mi camino, las nubes se hacen un torbellino y abren camino para mi despertar, justo en ese momento, donde m aura se torna color violeta, me transmuto y comienza una nueva idea en mi cabeza. Al principio me siento raro, mucho jolgorio encerrado en mi pecho me oprime y me lleva a un lugar recóndito en mi alma, donde allí solamente allí, se encuentra la pureza de la persona, allí cuando nos agarran ganas de escribir, nuestra mente es el pulmotor de una gran inspiración que nosotros los escritores sin sentido pero apuntando a un fin, donde solo al final de nuestras vidas encontramos el verdadero camino, ya cuando nuestra alma se encuentra a un solo un paso de nuestra partida. 

Y es así. La vida ha pasado. Yo sigo aquí escribiendo, en un nuevo cuerpo, una nueva mente, es difícil, pero no imposible. El alma se apodera de mis palabras, surgen sin un porque, sin una razón, gritando al mundo lo que quiere trasmitir en ese momento, se produce lo mas esperado, el éxito se apodera de mis días, y el ocio e convierte en un trabajo, aquél por el cual una persona entrega su vida, la entrega sin razón ni un porque, esa persona solo quiere expresar lo que siente, esa persona solo quiere decidir entre el bien y el mal, esa persona que controla mi mente sabe lo que le va a ocurrir a aquellas personas las cuales se encuentran a su alrededor, las trata de reanimar, de destapar sus ojos, pero ya es tarde, el futuro se acerca como una aplanadora inminente, y yo aquí sigo escribiendo sin sentido, para ese cúmulo de personas que están intrigadas en estas palabras que apuntan a un fin, pero sigo insistiendo, no tienen sentido. Creo que así es la vida, no tiene sentido, pero siempre apuntamos a algo, solo queremos hacer lo que amamos, hacer lo que nos gusta, sin importar cualquier comentario fuera de lugar, la vida nos lleva a un inevitable fin, el encuentro con Dios, aquel ser omnipresente que nos maneja a su gusto, pero no como marionetas, sino como aquel Dios que todos tenemos dentro, Aquella energía que resurge como un volcán apunto de erupcionar, aquel volcán que se plasma en las ganas de escribir, aquella lava que purifica nuestras almas a través de las palabras, aquella mirada que solo quiere escuchar lo que mas le gusta, es esa persona que estas mirando frente al espejo, que quiere salir y gritar todo lo que siente, esa persona que le gusta leer cosas sin sentido, sin un porque, sin una razón, solo quiere que le arrebaten el corazón de un sarpazo, porque lo único que quiere es terminar su vida de la mejor manera y nunca dejar de experimentar el amor, aquel que solo nos libera, y ese es el amor, el amor que sentimos los escritores, el amor que nos lleva sin un sentido ni un porque, pero a un determinado fin, a escribir para una persona especial como vos.

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